Una de las cuestiones jurídicas más importantes relativas a la navegación marítima ha sido invariablemente la concerniente al paso por los estrechos, y ello debido a los incontestables intereses estratégicos y comerciales en presencia. Unos intereses que han “impuesto un profundo cambio en el régimen de navegación, concretado en el derecho de paso en tránsito que consagra la Convención de Naciones Unidas sobre Derecho del Mar de 1982, que favorece los intereses estratégicos globales de las Grandes Potencias, en la misma relación directa que se aleja de los sagrados derechos soberanos de los Estados ribereños de estrechos y afecta a su seguridad.